Circular con la presión correcta de las llantas adecuada es muy importante, principalmente por motivos de seguridad. Sin embargo, hay otras razones por las que debemos revisar que no llevamos los neumáticos bajos de presión.
Podemos llevar nuestro automóvil a la gasolinera para que lo chequen, e incluso es posible hacerlo con un simple manómetro para confirmar que todo está el orden. También debemos revisar que no hay daños en el neumático, como cortes o ‘bolas’, y que no se están produciendo desgastes irregulares. A continuación, mencionaremos algunas de las posibles afectaciones en caso de circular con la presión demasiado baja.
Riesgo de reventón
Este es probablemente, el problema más temido provocado por circular con las llantas bajas. Esto se debe a que, si por ejemplo llevamos 15 libras de presión en un coche donde el fabricante recomiende llevar 30 libras, en carretera a alta velocidad hay mucha más goma en contacto con el suelo y friccionando contra el asfalto. Esto hace que la temperatura del neumático se eleve en exceso, y eso terminará provocando un reventón. Sólo se producen a alta velocidad (más de 100 km/h,), de ahí lo peligroso que puede resultar.
Desgaste irregular
Llevar las presiones bajas también provoca que el neumático no pise como debe. Lo normal es que se produzca un desgaste más acelerado por los bordes del neumático, pero también es probable que, en los giros, terminemos dañando mucho más los hombros exteriores del neumático. Si rodamos muy bajos de presión, podemos reducir la vida útil del neumático a la mitad.
«Si rodamos muy bajos de presión, podemos reducir la vida útil del neumático a la mitad.»
Mayor consumo de gasolina
Otra de las consecuencias de tener más caucho en contacto con el suelo es que el coche tiende a frenarse más, pues tiene que vencer una mayor resistencia a la fricción para poder avanzar. Esto hará que, con las presiones bajas, debas acelerar más para mantener una misma velocidad, incrementando el consumo de gasolina.
Comportamiento torpe
Como decíamos antes, con una menor presión, el neumático pierde rigidez y tiende a bailar. Los coches están diseñados para ofrecer un determinado comportamiento con las presiones adecuadas. Si están demasiado bajas, el comportamiento del coche se vuelve torpe, con reacciones más lentas e inseguras a media y alta velocidad.
Posibles daños en las llantas
Este problema puede darse sobre todo en llantas de menor calidad, pues si se circula con una presión baja hay mayor riesgo de dañar la llanta si caemos en un bache, por ejemplo. También es más probable que el neumático se lleve un buen pellizco al quedar entre la llanta y el asfalto roto, de manera que riesgo de ponchadura lateral del neumático, o aparición de una bola, Se incrementa.
Si desconoces la presión correcta de tus llantas, puedes revisar el manual de usuario o pregúntale a tu app Olimer Kar.